El examen único para el ingreso al bachillerato: fuga hacia adelante en la educación nacional
Javier Torres Parés1
Regresar al Jardín de los Cerezos

El examen único para el ingreso al bachillerato es un mecanismo administrativo que elude enfrentar los problemas de calidad y cantidad de la educación. Este procedimiento de selección, por sí mismo, no ofrece a los jóvenes nuevas alternativas de educación de calidad ni se funda en la consolidación de las opciones que ofrece este nivel estratégico del sistema educativo de la Nación.

Sin embargo, numerosos comentaristas elogiaron las virtudes del concurso de selección que se lleva a cabo en la zona metropolitana. El procedimiento de selección se justifica porque la oferta educativa alcanza un total de 243 170 lugares, sumados los lugares de las escuelas públicas (80%) y las particulares (20%), oferta ligeramente superior a la demanda estimada en 241 000 alumnos. Además se citan como ventajas de la aplicación del examen mayor igualdad de las oportunidades de acceso al bachillerato, acopio de información, ahorro para las familias que evitarán pagar el costo de varios exámenes, distribución de los jóvenes en escuelas más cercanas a su domicilio y supuestamente, en las más cercanas a su vocación.2

En este modo de abordar el problema, las importantes insuficiencias y deformaciones del sistema de educación media y media superior que se manifestaron en el conflicto con los jóvenes excluidos de la UNAM se convierten, como por encanto, en "una idea que no era real" y la demanda de educación de calidad en una demanda "inflada." Esta simplificación del problema educativo, que desplegó inicialmente el Centro Nacional de Evaluación3 para justificar el examen único, no coincide con la perspectiva planteada en el flamante Plan Nacional de Desarrollo de la Educación 1995 - 2000 que elaboró la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Las previsiones de la SEP y el rezago de la educación obligatoria

El proyecto de la SEP reconoció que la matrícula de la educación media superior (que comprende básicamente al bachillerato, las escuelas equivalentes y la formación técnico profesional), se duplicó entre 1980 y 1994. El sistema de educación media superior, en el ciclo escolar 1994 - 1995, registra una matrícula de 2.3 millones de alumnos, a los que se agregan 400 000 en estudios de profesional - técnico y cuenta con una planta de 167 000 maestros. En el Plan Nacional, la SEP prevee que en el periodo 1999 - 2000, egresarán de la secundaria 1 500 000 jóvenes de los que el 90% demandará ingresar al nivel superior. En el ciclo escolar que culmina en el año 2 000 se acumulará una demanda de 320 000 nuevas plazas en la educación media superior, que en su conjunto alcanzará una matrícula de nuevo ingreso a primer año de 1 350 000 estudiantes.4

Aún si se la juzga conservadora, la cifra de 320 000 nuevos estudiantes, implica la necesidad de atender la creación de más de 60 000 lugares cada año. La dimensión del problema se observa también cuando consideramos, junto con la SEP, las deficiencias de la infraestructura de bibliotecas, centros de información, laboratorios y talleres, lo que dificulta enfrentar las necesidades del equipamiento y servicios necesarios para enfrentar la demanda adicional.

El panorama se hace más complejo cuando consideramos la extrema dispersión de casi 300 diferentes programas de bachillerato que no logran garantizar una formación integral, que reúna habilidades y conocimientos científicos y humanísticos en un escenario cultural y un mercado laboral que exigen una formación polivalente.5 En este ámbito educativo, la SEP definió la orientación básica de su actividad en el sentido de impulsar "la apertura del mayor número posible de oportunidades educativas", con calidad capaz de satisfacer "las aspiraciones formativas de los educandos" y de responder a este tipo de demanda, atendiendo al desarrollo técnico y económico y a las necesidades sociales y culturales de las diferentes regiones del país. Como uno de sus objetivos principales, la SEP se planteó "Atender la creciente demanda de educación media superior y superior, ampliando la capacidad del sistema con nuevas y mejores oportunidades formativas, acordes con las aptitudes y expectativas de quienes demandan educación y con las necesidades del país".6

Por otra parte, las cifras nacionales del egreso previsto de las escuelas secundarias revelan que este sector enfrenta el desafío de constituír parte obligatoria del sistema educativo en condiciones poco favorables o adversas. Algunos datos pueden sugerir una proporción: en el ciclo escolar 1983 - 1984, el sistema educativo registró en la educación primaria a 15 376 153, ciclo en el que atendió al mayor número de alumnos desde 1970; en secundaria se inscribieron 3 841 673. Desde ese año la matrícula de la escuela primaria descendió hasta el ciclo 1994 - 1995 cuando se matricularon 14 574 202 y en secundaria 4 493 173. En el ciclo escolar 1995 - 1996 casi diez millones de los alumnos matriculados en primaria al inicio de los cursos no accedieron al siguiente nivel.7

Los datos confirman la incapacidad del sistema educativo para acoger a un mayor número de alumnos en la secundaria. En el ciclo 1995 - 1996, se matricularon en secundaria 4 701 402 estudiantes y en la educación media cerca de 2 450 000 (bachillerato 2 035 745 y profesional medio 408 570). Las cifras globales nos muestran que si bien el sistema educativo del país atiende en su conjunto a un poco más de 25 millones de personas, la dimensión del sistema no alcanza a cubrir al conjunto de la población en edad de cursar la escolaridad obligatoria: según los datos del INEGI, en 1992 la población registrada entre los 10 y los 19 años de edad suma 20 734 975 personas8, mientras que en el ciclo 1992 -1993 los alumnos inscritos al inicio de los cursos en la secundaria (4 203 100), capacitación para el trabajo (402 600), profesional-medio (410 200) y bachillerato (1 767 000), atendieron a un total de menos de 7 000 000 de jóvenes en esos grupos de edad.9

Las cifras de la SEP nos muestran que en el ciclo 1995 - 1996 de 4 700 000 estudiantes inscritos al inicio de los cursos de secundaria, un poco más de 2 600 000 se registraron en la educación media superior. Cerca de 2 100 000 jóvenes no lograron acceder al nivel educativo del bachillerato o equivalentes o no terminaron la secundaria.

En la escuela secundaria, la modernización educativa se tradujo en una mayor exigencia cuantitativa; más materias, más horas de atención, mayor número de contenidos de los programas, más días de trabajo en el año escolar, mayor carga de trabajo extra-escolar y reducción de la formación humanística y artística. No se avanzó con la misma eficacia en ampliar la capacidad del sistema y en mejorar la calidad de los métodos pedagógicos que eviten someter a los alumnos a demandas excesivas y métodos puramente disciplinarios de aprendizaje, que los alejan de las escuelas para aumentar los índices de deserción y baja eficiencia terminal de la secundaria, con consecuencias negativas para los jóvenes y para el desarrollo nacional.

Si los egresados de secundaria que demandarán educación media en el año 2000 ascienden a 1 500 000, como estima la SEP en el Plan Nacional de Educación ( 320 000 personas más que en 1994- 1995 como ya señalamos), este cálculo implica la ausencia de oportunidades educativas para muchos jóvenes e incumplir el interés nacional según lo define la legislación que regula este nivel educativo obligatorio y los convenios internacionales en la materia.10 La actividad del sistema educativo nacional renuncia a actuar en el sentido de garantizar en el mediano plazo el acceso de todos los jóvenes que egresan de la primaria a la escuela secundaria y a promover ampliamente, de acuerdo a las necesidades educativas de un país moderno, la educación media superior y superior.11

La zona metropolitana, la UNAM y la OCDE

En el "Instructivo" del Concurso de selección 1996, que editó la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior, se afirma que la opción "000" es riesgosa, porque son planteles "con alta demanda en relación con los lugares disponibles". Los planteles 000, de acuerdo con el Instructivo, son los que no ofrecen carrera técnica y corresponden principalmente a los bachilleratos propedéuticos. Las escuelas que mayor número de alumnos rechazan son: Colegio de Bachilleres; Plantel 1 (El Rosario), demanda 1995, 5 761 - lugares disponibles 1996, 1 906. Otros doce planteles del Colegio de Bachilleres se encuentran en condiciones similares. DGETI, Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios Num. 38, demanda, 2 825 - lugares disponibles 815. Los CETIS 56 y 57 rechazan proporciones similares de aspirantes. Instituto Politécnico Nacional; CECyt numero 13, demanda 7 744 - lugares disponibles 1 500. Otros dos planteles tienen también demandas muy altas y escasos lugares disponibles. En los SECyBS; Preparataria oficial Num. 11, demanda 1 287 - lugares disponibles 400. Otros dos de estos planteles tienen también demandas sensiblemente altas y muy pocos lugares disponibles.12

El Instructivo prevee, que jóvenes inteligentes y capaces, con buena calificación en el examen de selección, no obtengan lugar en las escuelas de su elección y los hace responsables, supuestamente en función de su calificación, de no encontrar opciones acordes con su elección vocacional y profesional. Por otra parte, el procedimiento somete a los aspirantes a una competencia exacerbada para obtener educación de calidad.

La numerosas carreras técnicas profesionales (97 especialidades) y una parte de las bivalentes (63), tienen un carácter superespecializado. Sus planes de estudio pretenden ofrecer una formación integral, pero carecen de una valorización suficiente de la formación humanística que prepare a los estudiantes para su participación ciudadana, democrática, socialmente solidaria y para el disfrute de la cultura, como sugieren la pedagogía y las leyes en la materia, que aspiran a una cobertura generalizada de este nivel de educación para garantizar que su formación satisfaga el interés general.13 La excesiva especialización de la educación técnico profesional, corresponde a un proceso de subordinación del proceso educativo al interés particular de la industria y tiende a convertirlo en un subsidio a la capacitación de personal, responsabilidad de las empresas. El caso prefigura la orientación del conjunto del sistema educativo hasta la formación superior. Esta concepción educativa aleja también a los jóvenes de una cultura científica auténtica que les permita valorizar sus estudios.

La insuficiencia de la oferta de tipo propedeútico y bivalente y el aumento de la demanda de educación, afectan claramente la zona metropolitana que forman el Distrito Federal y el Estado de México. Ambas entidades federativas son las más densamente pobladas (suman 18 982 207 habitantes en 1992) y registran los más altos índices de nacimientos en el país14. Sin embargo, en esta región se han cerrado miles de plazas en la educación media superior y superior en los últimos años y se han restringido las opciones más demandas por los jóvenes y sus familias.

Este es el caso del bachillerato de la UNAM. La desalentadora información que se ofrece a quienes aspiran a ingresar al bachillerato es la siguiente:

UNAM15
 
 
Preparatorias Demanda 1995 Lugares disponibles 1996
Plantel 1 6 901 1 150
Plantel 2 13 841 1 150
Plantel 3 10 059 1 150
plantel 4 5 414 1 500
plantel 5 10 111 3 100
plantel 6 11 704 1 150
plantel 9 20 574 1 850
     
Colegios de Ciencias y Humanidades    
Azcapotzalco 21 070 3 800
Vallejo 11 664 3 470
Oriente 12 674 3 630
Sur 10 862 3 300 

A esta desproporción entre la oferta y la demanda contribuye el recorte que ha sufrido la oferta de bachillerato propedéutico. Como lo muestran las estadísticas publicadas por la UNAM, en el bachillerato, principalmente en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), la población escolar total del bahillerato ha descendido constantemente. En 1978, la población escolar en este nivel educativo alcanzó un máximo de 129 296, que se redujo en 1995 a 102 918. Aproximadamente 26 000 jóvenes no encuentran ese año opciones de estudio en la UNAM o alternativas equivalentes en la zona metropolitana.16Otro tanto ha ocurrido con las formaciones de licenciatura. Pese a que todos los planteles de preparatoria y del CCH han observado una demanda creciente en los últimos años, la matrícula de primer ingreso se redujo considerablemente.

El total de primer ingreso del conjunto del bachillerato de la UNAM, se redujo cerca de 5 000 lugares entre 1991 (36 775) y 1994 (31 841). Si bien sólo el Plantel 5 de la preparatoria disminuyó más de 500 lugares, es en el CCH en donde esta reducción de oportunidades de estudio es más notable: en el ciclo 1991 - 1992 la institución matriculó a 21 471, mientras que en el ciclo 1993 - 1994, matriculó a 17 387 estudiantes de primer ingreso17. Esta tendencia a la disminución de la dimensión del bachillerato universitario, sólo puede acentuarse en el futuro ante la formulación del nuevo Plan de Estudios del CCH que, independientemente de sus posibles virtudes académicas, impide que la institución atienda un mayor número de estudiantes al aumentar las horas de estudio y, con ello, la obliga a disminuir el número de turnos escolares y la matrícula.

La restricción en la oferta del bachillerato coincide con la concepción expresada por algunos responsables de la educación que, en abril de 1994, estuvieron presentes en la reunión del Comité para la Política Científica y Tecnológica en el Museo de Antropología de la Cd. de México. La sesión la encabezó el Sr. P. Vinde, diputado Secretario General de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCED). La relatoría de la reunión registra que el Sr. Fausto Alzati, a la sazón Director General del CONACYT, en su intervención introductoria, explicó que las conclusiones sobre política científica que ese día se abordarían para su discusión, eran resultado de un largo proceso que tuvo lugar en 1993 y que deseaba que esas opiniones, luego de una cuidadosa consideración, se convirtieran en política y fueran implementadas.18

En la reunión se consideraban las recomendaciones de los llamados Examinadores de la OCED, quienes luego de reconocerle a la UNAM importantes méritos académicos, consideraron que su dimensión la hacía difícil de manejar y propusieron la separación de las escuelas preparatorias de la educación superior.19 Como en el caso de las grandes universidades de los países de la OCED, La Sapienza en Roma y la Complutense de Madrid, era necesario "podarlas" como habían hecho las autoridades italianas en La Sapienza. El Consejo Internacional para el Desarrollo Educativo sugirió "encontrar los modos apropiados para romper(...) grandes aglomeraciones en unidades más pequeñas y manejables". Esto, según los examinadores, se aplica especialmente a la UNAM.20 En el debate posterior, el Dr. Soberón intervino en defensa del desarrollo de la ciencia pura y la investigación básica y explicó la necesidad de una mayor inversión en ciencia y tecnología. En cuanto a la educación superior dijo que esta tenía que ser restringida en la perspectiva de obtener más eficiencia y resultado educacional.21 En su turno, el Dr. Moshinsky tomó la palabra para decir que "debido a la autonomía universitaria, los académicos estaban más interesados en las cuestiones de la universidad que en los problemas sociales...".22 En una nueva intervención, el Dr. Soberón secundó esta opinión señalando que "el abuso de la autonomía había sido un problema pero que en buena medida se había superado con planeación centralizada y mejoramiento de la calidad de los académicos".23 En la lógica darwinista de altos responsables de la conducción de la educación media y superior, la reducción de los bachilleratos más demandados y de la Universidad en su conjunto, es una condición necesaria para mejorar la calidad de la educación.

En este contexto, el exámen único para ingresar al bachillerato induce artificialmente a innumerables jóvenes a ingresar a las opciones educativas que no les resultan atractivas para su formación profesional. La implementación del concurso de selección niega, con sus cálculos optimistas, la necesidad de ampliar el sistema de educación media superior con nuevas alternativas educativas de la mejor calidad posible; no reconoce la posibilidad de actuar en el sentido de evitar que se reduzca la capacidad de los bachilleratos propedéuticos y de elevar la calidad del conjunto, para ofrecer opciones de estudio dignas para todos los jóvenes que demandan este nivel de educación, opciones acordes con sus aspiraciones y con el mejor interés del desarrollo nacional.

Quienes suponen que el Concurso de Selección para el ingreso al bachillerato es un paso adelante, ignoran que las cuestiones sociales y de derechos humanos no se resuelven con pasos administrativos que consituyen una verdadera fuga hacia adelante que simula resolver los problemas planteados en la educación.

Regresar al Jardín de los Cerezos

———

Notas:
 
 

  1. Una versión inicial de este artículo fue publicada en Memoria, Cemos, Num. 90, agosto de 1996. Agradezco a Carmen Camarillo y a Adel Gutiérrez Tenorio su valiosa colaboración para reunir y analizar la información sobre el sistema de educación media superior.
  2. Ver, por ejemplo, Ciro Murayama (colaborador de asuntos estudiantiles de la UNAM), ¿Por qué un examen único al bachillerato?. También Natalia Zenzes, "Instructivo. Etapas del concurso de selección", EL NACIONAL, 6 de mayo de 1996, p. 16.
  3. "Desde este año, examen único para el ingreso al bachillerato", La Jornada, 28 de marzo de 1996, p. 19.
  4. Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000, III. "Educación media superior y superior", SEP, p.130
  5. PNE 1995-2000, p. 131. Ver también, "Mejoran alumnos de bachillerato en matemáticas pero bajan en español", La Jornada, 18 de marzo de 1996.
  6. PNE 1995-2000, p. 145 - 147.
  7. Crecimiento de la matrícula por nivel educativo. Fuente: SEP. Dirección General de Planeación, Programación y Presupuesto.
  8. Población total por sexo según grupo quinquenal de edad 1990 - 1992. Grupo de edad 10 a 14 años y 15 a 19 años, 1992. Fuente: INEGI.XI Censo General de Población y Vivienda 1990 y Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 1992.
  9. Alumnos inscritos al inicio de cursos según nivel educativo 1990/91-94/95. Fuente: INEGI, con base en datos de la Secretaría de Educación Pública.
  10. Entre estos últimos conviene recordar el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

  11. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada, el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos. 2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos... 3. Los padres tenrán el derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos. "Consideraciones sobre el derecho a la educación y a la educación superior en México, desde la perspectiva de los derechos humanos", Jorge Madrazo y Walter Beller, Comisión Nacional de Derechos Humanos, Gaceta, num. 61, Ciudad de México, agosto de 1995.
  12. El Programa de Desarrollo Educativo dice textualmente: "Si bien se aspira a que toda la población joven alcanze un mínimo de 9 años de escolaridad, entre ciertos grupos de la población prevalecen condiciones que hacen en extremo difícil ver esta materializada del todo (sic) por lo menos en el horizonte de los tres próximos lustros", pp. 30 - 31. De lo que resulta que ciertos grupos (muy numerosos) de la población son responsable de su falta de educación.
  13. Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior. Concurso de Selección 1996, INSTRUCTIVO, Anexo 1.
  14. Jorge Madrazo y Walter Beller, "Consideraciones...", p. 20
  15. Fuente: INEGI. XI Censo General de Población y vivienda, 1990 y Encuesta Nacional de la dinámica demográfica, 1992."Población total según entidad federativa 1990 - 1992" y "Nacimientos según entidad federativa de registro 1991 - 1994".
  16. INSTRUCTIVO, Anexo 1.
  17. Población escolar total UNAM 1961 - 1995.
  18. Datos sobre matrícula en Agenda estadística UNAM. Dirección General de Planeación, Evaluación y Proyectos Académicos. Datos de priemer ingreso y total de población en el bachillerato de la UNAM.
  19. Reviews of National Science and Tecnology Policy. Mexico. Organization for Economic Co-operation and Development, OECD 1994, p. 190.
  20. Reviews..., OECD 1994, p. 155.
  21. Reviews..., OECD 1994, p. 157.
  22. El párrafo dice: Finally, higher education needed to be tightened up, in order to achive more efficiency and a better educational outcome..., Reviews..., OECD 1994, p.192.
  23. El parrafo completo dice: Mr. Moshinsky took up the statement that, owing to university autonomy, academicas were more interested in university questions than in social problems. Universities’ concerns should be exclusively academic, not ideological. Not that they should never criticise the social sistem, but if they did so it should be on academic grounds, and the criticism should not interfere with university operations as such. Reviews..., OECD 1994, p. 199.
  24. Reviews..., OECD 1994, p.201