Carta de sesenta profesores de la Facultad
de Filosofía y Letras acerca de la huelga en la UNAM
7 de enero de 2000 Esta carta no es un documento oficial del Colegio
de Profesores.
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Comité de Huelga de la Facultad de Filosofía
y Letras
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Nos dirigimos a ustedes como académicos de la Universidad y profesores de la Facultad de Filosofía y Letras. Este es un llamado urgente de universitarios a universitarios. No nos dirigimos a las autoridades universitarias o al CGH, no apelamos a la nación o cualquier otra entidad teórica. Este es un mensaje a los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras que permanecen en huelga.
1. El conflicto universitario ha cambiado completamente a partir de la última sesión de Consejo Universitario. Los acuerdos del 6 de enero resuelven, de manera sustancial e importante, la mayoría de las demandas del Consejo General de Huelga. El Rector ha adoptado las demandas de buena parte de la comunidad. Se ha dado marcha atrás en el aumento de cuotas, y se han puesto en vigor normas que impedirán los abusos en el cobro de servicios. Se han interrumpido los vínculos de la UNAM con el CENEVAL. Se reanudará el semestre. Las autoridades desistirán de los castigos que habían promovido dentro y fuera de la UNAM. Se investigará a los organismos universitarios de seguridad. Habrá un Congreso Universitario que será resolutivo porque tendrá libertad para tomar decisiones, y sobre todo porque éstas serán refrendadas por el Consejo Universitario.
2. El Consejo Universitario no dio marcha atrás en las reformas de 1997, que limitan el pase reglamentado y la permanencia en los estudios. No lo hizo porque existe un amplio y firme consenso en la comunidad universitaria para no regresar a la situación académica anterior a 1997. Después de nueve meses, la huelga no ha cambiado ese consenso. Su prolongación tampoco lo cambiará. Podrá cambiar si ustedes exponen y argumentan su punto de vista en los debates del Congreso.
3. Los acuerdos del pasado 6 de enero pronto serán irreversibles. La negativa del CGH ha cerrado el espacio que dejaban para la negociación y el diálogo. Constituyen una decisión política nítida: el Consejo Universitario ha resuelto delegar parte de su autoridad a un Congreso representativo de todos los universitarios, en el cual las autoridades tendrán muy pocos votos asegurados. Frente a ese importante hecho consumado, las objeciones que se hagan a la propuesta carecen de realidad política. Sería un grave error que ustedes ignoraran el consenso que la decisión del Consejo ha provocado en la comunidad. Sería aún más grave que se opusieran a ese consenso.
4. Ninguna huelga puede sostenerse legítimamente cuando ha conseguido una parte sustancial de sus demandas. De continuar la suspensión de actividades, los estudiantes en paro se marginarán de sus propias conquistas, particularmente del Congreso Universitario. Nosotros no tenemos dudas de que habrá Congreso porque esta Universidad ya no puede dar marcha atrás sin ponerse en peligro. Habrá Congreso porque toda la comunidad quiere Congreso. Habrá Congreso incluso si ustedes, que fueron sus promotores principales, se oponen a ello. Ustedes construyeron la legitimidad del Congreso, no pueden ahora destruirla. Al intentarlo, sólo garantizan que su principal conquista se vuelva en su contra. Perpetuar la huelga les impedirá participar en el Congreso. Ello garantizará la derrota final de sus posiciones.
5. La continuación de la huelga pone en peligro la existencia de la Universidad, y también de la Facultad. Ese peligro es inaceptable. La desaparición de la Facultad cancelaría un proyecto intelectual crítico. La desaparición de la Universidad empobrecería el futuro de México y del continente desde cualquier punto de vista. Las huelgas estudiantiles sólo son legítimas cuando fortalecen a la Universidad, como ocurrió, por ejemplo, en 1929. Las buenas intenciones no cuentan, sólo importan los resultados. Una huelga en defensa de la universidad pública desvirtúa radicalmente su sentido cuando se encamina, en los hechos, a provocar el cierre de la Universidad.
6. La Facultad tiene miles de estudiantes que no han aceptado su representación, y que tienen derecho a continuar con sus estudios. La Facultad tiene cientos de profesores a los que ustedes no representan, y cuya actividad es vital para la Universidad y para México. La Facultad tiene cientos de trabajadores a los que ustedes no representan, y para los que la Universidad es la única -y la mejor- fuente de empleo. Una huelga traiciona sus causas cuando se opone a los intereses que dice representar.
7. Por todo lo que hemos expuesto, les hacemos un llamado enérgico a levantar la huelga en la Facultad y promover su levantamiento en la Universidad. No hay condiciones políticas para poner pretextos ni para constreñirse a cortesías falsas. Los riesgos son graves. Los más graves e inmediatos se ciernen sobre ustedes. Si por empecinamiento, corrupción o miopía algunas facciones tratan de llevar al CGH y sus asambleas al ridículo de una derrota ejemplar, ustedes tienen el deber de marcar distancia. La descomposición política del movimiento estudiantil, evidenciada en la violencia interna que empieza a desatarse en el CGH y sus asambleas particulares, hace que cualquier llamado a la "unidad" sea mera demagogia.
8. El CGH ha señalado que, de rechazarse los acuerdos del Consejo Universitario, se recurrirá al uso de la fuerza pública. Asimismo, el CGH ha manifestado que rechazará los acuerdos del Consejo Universitario. El razonamiento es incorrecto. Cada uno de ustedes tiene la obligación de promover y garantizar la seguridad y la libertad de todos. Cada uno de ustedes tiene la obligación de promover y garantizar el mayor y mejor cumplimiento posible de sus demandas. Acepten sus conquistas. Si rechazan los acuerdos del 6 de enero, provocarán un perjuicio irreparable a la causa que defienden y a ustedes mismos. Están obligados a deslindarse. Levanten la huelga.
México, D.F., a 7 de enero de 2000.
Alberto Dallal
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